El mundo de las redes sociales ha crecido de manera exponencial en los últimos tiempos, debido a la creciente innovación tecnológica que estamos viviendo. Detrás de cada red social, además, hay una gran empresa que la gestiona y trata de hacerla avanzar para conseguir cada vez más usuarios y ofrecer un servicio más amplio y satisfactorio. Un ejemplo paradigmático de ello es la popular Facebook. Su director ejecutivo y fundador, Mark Zuckerberg, presenta de manera constante los cambios que se producen en la plataforma y las novedades que la red social trae para sus usuarios. La más reciente, y el motivo por el cual escribimos este artículo, es el Market Place, un espacio de compraventa de productos y servicios recientemente instaurado en la misma red.

Como estaréis pensando, hay cierta similitud entre este servicio y la aplicación móvil Wallapop. Al analizar Market Place hemos podido comprobar que ciertamente ambas son muy parecidas: un tablón de anuncios organizados por categorías de producto (Familia, hobbies, electrónica…) y filtros (precio, distancia del vendedor…) hacen que una nos recuerde a la otra.

facebook

Esto nos ha llevado a pensar en otras veces en las que Facebook ha cogido ideas de otras empresas y redes sociales para crecer: compró la red social Instagram y el servicio de mensajería WhatsApp y, una vez las tenía bajo sus alas, hizo su propia versión de las historias de la aplicación Snapchat (que se resistió a ser absorbida) y las instauró en cada una de las plataformas, con los filtros de realidad aumentada (típicos de Snapchat) incluidos. Aparte, también creó una aplicación expresamente para su servicio de mensajería, Messenger, y cogió la idea de hacer vídeos en directo de plataformas como Periscope, entre otros.

Con todo ello, nos preguntamos la moralidad que puede tener el hecho de copiar funcionalidades de otras corporaciones a la hora de hacer evolucionar una red social o aplicación, y si ello se ve justificado con la mejora o avance de dicha funcionalidad. Como bien remarca Farhad Manjoo en este artículo del New York Times, hemos sido testigos de múltiples luchas por copias y plagios de tecnologías e ideas. Apple y Samsung, rivales por antonomasia, han vivido una eterna lucha por sacar lo más novedoso antes que la otra, y en ocasiones se han inspirado ligeramente en la competencia para conseguirlo, ocasionando un avance aún más acelerado de los smartphones y algún que otro pleito judicial.

Por lo tanto, nosotros no seremos quienes cuestionen las implicaciones éticas del modus operandi de Facebook. Lo que sí podemos hacer es observar como una gran empresa como Facebook consigue, sin gran esfuerzo, mejorar día a día y eliminar la posible competencia haciéndose cada vez más grande y abarcando cada vez más, de una manera rápida y eficiente sin caer en la ilegalidad.